—Parece que no te sientes muy bien —comentó Eden, que se colocó detrás de Lilian y le palmeó la espalda de manera reconfortante.
Lilian continuó vomitando. Su garganta se sentía seca y comer incluso la comida más suave le resultaba áspero en su garganta. Tomó respiraciones profundas, con el ceño fruncido antes de intentar enderezarse, y Eden la ayudó a ponerse derecha.
—¿Es esto normal...? —preguntó Lilian a Eden, poniendo su mano en su barriga de embarazada que había crecido en las últimas semanas.
—Las mujeres embarazadas a menudo experimentan náuseas, y vomitar es algo muy común. Tal vez podamos ir a visitar al médico más tarde si sigues sintiéndote mal —al escuchar la sugerencia de Eden, Lilian negó con la cabeza.
—No, está bien. Me las arreglaré —respondió Lilian, tomando el agua que Eden le ofrecía. Bebió a pequeños sorbos.