—Julie vio a Román apartar la mirada, llevándose la mano a la cabeza, pasó sus dedos por su cabello como si estuviera frustrado. Se alegró de ver que una parte de sus sentimientos aún permanecía dentro de él, incluso si eso significaba que ahora sufría. Al verlo en ese estado, su corazón dolía y deseaba poder serle de más ayuda.
—¿Por qué quieres que lo sienta? —un suspiro escapó de los labios de Román como si estuviera cansado y no quisiera lidiar con nada más en este momento, excepto por su sed de sangre.
—Porque eso te hace ser quien eres —respondió Julie. Soltando su mano que había estado sosteniendo hasta ahora, se levantó de la cama y se colocó justo frente a él.
—No te preocupes sin razón, Winters. Estoy bien —Román, que había bajado ligeramente la cabeza, la levantó para encontrarse con su mirada.