Julie vio al vampiro anciano sonreírle desde arriba. Dudaba que fuera el tipo de sonrisa ofrecida por una persona con buenas intenciones. Más bien, sentía que la estaba mirando desde arriba.
—Qué grata sorpresa —comentó el vampiro, erguido y orgulloso con su barbilla ligeramente levantada. Su abrigo colgaba de sus hombros, que tenían piel en un lado del cuello—. No esperaba verte aquí.
¿Entonces no había venido a verla a ella? ¿Había venido a echar un vistazo a la habitación anterior de Román? Julie se preguntaba en su mente.
—¿Creo que nos hemos encontrado antes? —preguntó el vampiro anciano, la ligera sonrisa en sus labios no cambiaba ni por un segundo.
¿Cómo podría olvidarlo, se preguntó Julie?
Ella asintió levemente —Eres un pariente de Román. Nos conocimos el día del partido de fútbol.
—Me alegra saber que lo recuerdas. Habría sido bastante problemático si no fuera así —se rió el anciano Donovan—. Tú debes ser…
—Julianne Winters.