Esta era alguien a quien ella menos esperaba ver en las tierras de Bonelake, y menos aún en el lugar donde se encontraba. ¿Qué hacía Evelyn aquí? —se preguntó Penny a sí misma. La mujer vivía en Valeria, no aquí. Se preguntaba si había venido aquí por trabajo del consejo.
Su ropa era algo similar a lo que Penny llevaba. Llevaba pantalones y una camisa con pistolas que colgaban a ambos lados de sus caderas. La consejera continuaba caminando por el pasillo, con los hombros erguidos y detrás de ella iba un joven bastante joven que parecía tener su edad. Era por trabajo del consejo, concluyó Penny, y cuando la mujer pasó, apenas se molestó en mirar a Penélope, que estaba sentada con su cuerpo girado hasta que se encontró con el Padre Antonio, que estaba de pie en la capilla.
—Buenas noches, consejera —saludó el Padre Antonio y la mujer inclinó la cabeza como si estuviera recibiendo las bendiciones susurradas antes de ponerse recta.
