Penélope giró su cuerpo, volviendo la mirada hacia los pergaminos prestados de la iglesia. Su concentración no solo se había ido por la ventana, sino que había saltado por la ventana y se había zambullido en el oscuro y frío mar con Damien, quien ahora lucía como lucía.
Había visto a Damien sin camisa antes, se dijo Penny a sí misma. ¿Había algo más en el viento hoy que le estaba provocando que se le calentara tanto el rostro?
—¿Te excita? —escuchó que él le preguntaba, haciendo que su corazón saliera de su garganta. Este hombre... carecía de la habilidad de ser sutil, "No te avergüences. Me has visto así muchas veces en el pasado." Sí, eso es lo que se estaba diciendo a sí misma ahora mismo.
—Estoy bien —dijo ella, reorganizando los papeles en su mano y mirando las palabras que en realidad no estaba leyendo.
—Mhmm —respondió él, mirándola, tomó la toalla consigo y caminó hacia el baño, desapareciendo tras la cortina que dividía la habitación de este.
