—¿Por qué la necesitas aquí? —preguntó Damien mirando al sacerdote.
—Sería más fácil para ella aprender de mí, que perder tiempo yendo y viniendo —dijo el sacerdote.
—Tenemos mucho tiempo. ¿Tiene tiempo, Padre Antonio? —preguntó Damien, inclinando la cabeza hacia un lado cuando formuló la pregunta al sacerdote.
—Está bien, entonces. Puede venir aquí a partir de mañana —concluyó Padre Antonio.
—Hagámoslo la próxima semana —interrumpió Damien sin ningún argumento—. Todavía está en proceso de curación.
El Padre Antonio sentía curiosidad por saber cómo había recibido los moretones y si había sido obra de este hombre, ya que los vampiros de sangre pura eran duros cuando se trataba de tratar a los humanos o las brujas blancas.