El Padre Antonio era un hombre que había vivido treinta y cinco años, y en esos años había intentado adquirir toda la información posible sobre su propia especie —Entiende que al decir que su memoria fue borrada no completamente sino por pedazos que hay posibilidades de que haya sido obra de su madre.
Penny asintió con la cabeza. No era que nunca hubiera pasado por su mente. El pensamiento seguía girando hasta que intentaba encontrar una razón tras otra de por qué se había borrado su memoria o cuándo podría haberse borrado.
—¿Podría decirme cuándo se enteró de esto? Me refiero a los fragmentos de memoria faltantes —preguntó el Padre Antonio, con sus ojos fijos en la joven que tenía ambas manos apoyadas sobre la mesa, sosteniéndolas juntas.