Damien le regaló una sonrisa a su hermana —¿Por qué no vas a hablar con él? —le preguntó para recibir una mirada de sorpresa en su rostro.
Maggie negó con la cabeza. Era largamente atrasado —Él no quiere hablar conmigo.
—Han pasado muchos años desde que eso ocurrió. La última vez que hablaron fue cuando le dijiste lo que hiciste y antes de que él se llevara a la criada consigo —dijo Damien, mirando el ligero parpadeo que tenía lugar desde la linterna que colgaba en la esquina de la cocina—, debe haberlo olvidado ya. Al menos puedes esperarlo.
La vampira aún recordaba el día como si solo hubiera pasado un día desde que tuvo lugar. Su mano sumergida en sangre con la criada en el suelo donde había destrozado la cabeza de la chica. La satisfacción había sido grande y dulce pero una vez había pasado donde el sentido común volvió, no había nada más que la culpa en la que podía sumergirse.
Recordando los días del pasado, Maggie se sintió perderse a sí misma...