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—Finalmente llegaría a conocer sobre su padre —murmuró para sí misma. Todo este tiempo, su madre y ella no tenían ni idea de dónde estaba él y ahora que la oportunidad de saber dónde estaba llamaba a su puerta. Penny no esperó para aprovecharla.
—Sí, por favor. Si es posible —agregó, apretando su agarre en la bola de cristal, asegurándose de no apretarla demasiado fuerte, solo por si acaso termina rompiéndose. La vez anterior que había sostenido el tubo, el tubo se había hecho añicos por sí solo.
Segundos empezaron a pasar con la vela parpadeando de vez en cuando con las palabras de la bruja negra que continuaban en un murmullo, Penny se sentó con su corazón comenzando a latir nerviosamente. Después de un tiempo, la mujer retiró su mano de donde había estado sosteniendo la cristal con su palma abierta,
—No puedo encontrarlo. Necesitaré algo que sea de él —Al oír esto Penny sacudió la cabeza en decepción.
—No creo que haya algo que tenga conmigo que pertenezca a él.
