—Hermana Shi… —Su Xiaofei se quedó sin palabras mientras observaba el rostro de Shi Mingli.
—Solo os conozco a ti y a Lu Qingfeng desde hace unos pocos meses, pero pude notar lo importantes que sois el uno para el otro. Eres su otra mitad, su alma gemela. Es obvio que si te pierde, él también se perdería para siempre. Tu muerte lo convertiría en alguien que no es, y me temo que tendría resentimiento hacia vuestras niñas si ellas sobrevivieran y tú no.
Shi Mingli había visto cómo Lu Qingfeng miraba a su esposa, como si Su Xiaofei fuera su todo.
—¡A-Feng nunca haría eso! —exclamó Su Xiaofei, con los ojos brillantes de lágrimas.
Ella había visto por sí misma cómo su muerte destruía al hombre que amaba, pero dudaba que Lu Qingfeng responsabilizara a sus hijas por su muerte.