Todo estaba yéndose de las manos. Ye Mingyu estaba segura de ello. Rara vez veía a Han Yize ni hablaba con él desde aquella noche y, aunque era consciente de que algo había cambiado entre ellos, Ye Mingyu estaba en negación, pues se negaba a creer que estaba perdiendo su control sobre Han Yize.
Al principio, solo buscaba al hombre por protección e influencia, pero como él la había consentido sin límites, Ye Mingyu comenzó a encariñarse con Han Yize y quería estar con él para siempre.
No era que no intentara averiguar la razón de su repentino trato frío hacia ella. Ye Mingyu lo observó durante varios días, pero no pudo llegar a ninguna conclusión. Por las noches, Han Yize se deslizaba en su dormitorio y tenían relaciones sexuales, pero él siempre la dejaba antes de que amaneciera.
Tampoco ayudaba que ella no pudiera localizar a Chen Hao y no tuviera idea de su paradero. Afortunadamente, no le entregó el veneno frío, o de lo contrario Han Yize seguro que le montaría un escándalo.
