El hombre de San Zemin avanzó con su arma aún apuntando hacia Da Nui mientras el hombre de Da Nui lo seguía con su arma apuntada hacia el hombre de San Zemin.
—Guarda tu arma en el bolsillo, ya que no te mataré. Es solo un juego menor para entretener al niño, quiero decir, a tu jefa —instruyó Da Nui.
El hombre no escuchó y Da Nui continuó:
—Entrega tu arma a tu jefa y quédate aquí a mi lado.
El hombre miró a Jiang Yuyan, y Jiang Yuyan extendió su mano para recibir el arma de él.
—No deberías usar un arma si no sabes cómo. Es un arma real —dijo en voz baja San Zemin a Jiang Yuyan.
—¿En serio? Entonces permíteme intentarlo al menos una vez —respondió Jiang Yuyan sarcásticamente mientras el hombre le ponía el arma en la mano y ella la observaba.
