—¿Dónde estabas? No contestaste mi llamada y has vuelto a casa tan tarde —preguntó preocupado Lu Qiang.
Lu Feng no miró a Lu Qiang.
—No soy un niño del que tengas que preocuparte —respondió Lu Feng, lo que sorprendió a Lu Qiang porque nunca había hablado así con Lu Qiang.
Pensó que Lu Feng debía tener su propio problema, por eso respondió así y lo ignoró.
—Sé pero... —Lu Qiang se detuvo y pasó al tema principal—. Quiero que tomes el lugar de mi padre hasta que se recupere.
—No quiero —respondió inmediatamente Lu Feng, sin esperar ni un segundo.
Sorprendió a Lu Qiang. Lu Feng, que siempre hablaba de cómo iba a llevar a la Corporación Lu a su cumbre, estaba hablando así.
—¿Por qué? ¿No siempre has querido manejar el negocio?
—Cambié de opinión. Lo pensé y me di cuenta de que solo estaba influenciado por el estatus que se obtiene cuando uno es un empresario importante. Solo quería ser como el tío Lu Jinhai, donde todos se inclinarán frente a mí —respondió Lu Feng.