La habitación se llenaba con los sonidos de sus respiraciones agitadas, los fuertes gemidos de Jiang Yuyan, los suaves gruñidos de Lu Qiang y un sonido producido por dos cuerpos desnudos al roce en la cama. El viento soplaba apartando las cortinas, permitiendo al cielo ser testigo de dos almas convirtiéndose en una.
Jiang Yuyan escalaba hacia su clímax mientras Lu Qiang se movía intensamente dentro de ella, enterrando su rostro en el hueco de su cuello, dejando escapar suaves gruñidos.
—Lu Qiang yo... —Jiang Yuyan no sabía qué decir, pero quería llamar su nombre como si fuera un cántico. Lu Qiang sabía que ella estaba a punto de alcanzarlo y la miró. Con los ojos cerrados fuertemente y jadeando sin poder decir una palabra y su cabeza ladeada hacia arriba, estaba lista para llegar.