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—Pronto mamá, pero dudo que me conozca tanto como tú —dijo Jiang Yang.
Mo Ruolan miró a su hijo y dijo:
—No será difícil entenderte si él o ella realmente te ama tal como eres, como un libro abierto y solo necesita leerlo cuidadosamente una vez.
Al oírlo, Jiang Yang exclamó:
—¡Mamá, espera! ¿Qué quieres decir con él o ella, eh?
—Bueno, lo digo por si acaso porque nunca se sabe lo que podría pasar —respondió Mo Ruolan con una sonrisa pícara en sus labios y los demás también sonrieron.
—Por supuesto que sería 'Ella—dijo él firmemente y preguntó—, ¿soy tan fácil de entender, mamá?
—¡No! Solo tienes un corazón genuino —respondió Mo Ruolan y los demás asintieron.
—Sé que eres mi madre y me amas pero deja de halagarme y avergonzarme frente a mis amigos. Simplemente déjame ser el chico malo.
—¿Estoy equivocada? —diciendo esto, Mo Ruolan miró a todos los que estaban sentados en la mesa y estuvieron de acuerdo con Mo Ruolan.