Cuando el anciano Lu entró a la casa y vio a Jiang Yuyan de pie en la sala de estar, lista para recibirlos, se acercó a ella. —Feliz cumpleaños, mi amor.
—Gracias, Abuelo —respondió Jiang Yuyan mientras sonreía agradablemente. Después del anciano Lu, todos la felicitaron uno por uno y todos se sentaron en la sala de estar.
—¿Dónde está Lu Qiang? —preguntó el anciano Lu al no verlo por allí, y pensó que Lu Qiang debía estar en la residencia Jiang ya que era el cumpleaños de Jiang Yuyan.
—Tuvo que ir a la oficina ya que había algo importante que atender —respondió Jiang Yuyan y Lu Jinhai dijo :
— Pronto estará aquí, padre.
Al oírlo, las expresiones agradables en la cara del anciano Lu se tornaron frías. Mirando a su hijo Lu Jinhai, exclamó :
— ¿En un día tan importante no pueden dejar su trabajo a un lado? ¿Han olvidado que la familia es lo primero y luego las otras cosas?