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—Ambos ya no son niños para quejarse de esas cosas —dijo Mo Ruolan y los apartó, empezando a organizar las cosas para cortar el pastel.
Acercándose para susurrar en los oídos de su padre, Jiang Yang dijo:
—Padre, en tu cumpleaños debiste haber recibido tratamientos especiales de mamá, así que puedes dejar esto del pastel para tus hijos.
Mientras Lu Qiang y Lu Feng estaban de pie a su lado, pudieron escuchar lo que Jiang Yang acababa de decirle a su padre, y Lu Feng susurró a Lu Qiang:
—Ni siquiera a su padre le perdona la sinvergüencería. Lu Qiang sonrió.
Lu Jinhai estaba parado junto a Jiang Peizhi y también escuchó lo que Jiang Yang le dijo a Jiang Peizhi, así que dijo mirando a Jiang Yang:
—Tu padre es un hombre avaricioso, Jiang Yang.
—No eres menos que yo, Lu Jinhai —dijo Jiang Peizhi.
—No olvides quién es mi padre —dijo Lu Jinhai, orgulloso de ello.
Estos hombres estaban hablando y sonriendo entre ellos mientras los demás desconocían de qué hablaban.
