Al día siguiente, en vez de ir a su oficina, Lu Qiang fue a la oficina comercial de Xi.
En el momento que el coche de Lu Qiang se detuvo frente al edificio, los guardias de seguridad reconocieron quién iba dentro del coche. Al bajar del coche, Lu Qiang entró al edificio acompañado de Xiao Min y nadie se atrevió a preguntarle nada. El aura de Lu Qiang era suficiente para hacerles mantenerse alejados de su camino. Además, todos eran conscientes de que este gran presidente era Lu Qiang.
Sin decir ni una sola palabra, el jefe de seguridad le guió el camino hacia la oficina de Xi Cheng. Pronto la noticia de que Lu Qiang estaba allí se difundió por todas partes y todos los empleados estaban ansiosos por echar un vistazo a este increíblemente apuesto y talentoso hombre de negocios en un elegante traje negro.