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—¡Nixxxie! —Jiang Yang la llamó y ella lo miró.
—Ve a refrescarte y cámbiate a esto. Pronto vendrá otro conjunto de ropa para ti —dijo señalando hacia la bata de baño blanca en el estante del baño.
Nixxxie asintió y Jiang Yang salió del baño. Estaba parado cerca de la ventana de la habitación, mirando hacia afuera, esperando a que ella saliera. De repente sacó las manos de los bolsillos de su pantalón y las miró. Sonreía al recordar su reacción cuando él le sostenía la mano, cómo ella observaba sus manos todo el tiempo.
Pasaba el tiempo, pero ni Nixxxie ni el empleado aparecían en la habitación. Jiang Yang tocó la puerta del baño y preguntó:
—¿Estás bien, Nixxxie?
—Sí, estoy bien —inmediatamente recibió una respuesta desde adentro.
—Entonces, ¿por qué no sales? No deberías quedarte allí tanto tiempo —preguntó preocupado.
—Estoy en una bata —respondió ella.
—¿Y eso qué? —él preguntó sin saber de qué se preocupaba ella.