—¡Nixxxie! —la llamó Jiang Yang.
Se giró para mirarlo. Él cogió una tarjeta del portatarjetas en su mesa de trabajo y se acercó a ella:
—Toma esto.
Al aceptarla, miró la tarjeta. Era la tarjeta personal de Jiang Yang con su número de contacto en ella.
—Si hay cualquier tipo de problema, puedes contactarme en este número —dijo él.
Ella lo miró, así que él repitió:
—Aunque tu madre esté bien ahora, si tiene algún problema, puedes contactarme directamente.
—¡Vale! —diciendo eso, ella dejó la cabina y volvió a la habitación.
Una vez que ella se fue, Jiang Yang se sentó en su silla y dijo poniendo su mano en su corazón:
—Debes estar contenta hoy. Bueno, yo también estoy contento. —Tenía una amplia sonrisa en su rostro.
