—Finalmente despertaste —era Lu Qiang, que salía del baño después de ducharse y se dirigía hacia el armario de Lu Feng para tomar ropa para sí mismo.
—¡L...Lu Qiang! ¿Cómo que estás aquí? ¿Cuándo...? —Lu Feng estaba sorprendido de verlo allí. Su cabeza le dolía mucho y se la sostenía con las manos.
—Acabas de despertar y ya empiezas a hacer preguntas. Tómatelo con calma —Lu Qiang respondió sin mostrar interés en sus preguntas.
Lu Feng dejó de preguntarle y siguió presionando sus sienes. Lu Qiang sacó unos conjuntos de ropa para sí mismo y fue a la mesa del comedor donde había dejado una bebida preparada por él para aliviar la resaca de Lu Feng.
Teniendo el vaso en su mano, Lu Qiang fue hacia Lu Feng y dijo:
—Bébelo. Te sentirás mejor.
Lu Feng lo aceptó y vació todo el vaso. —Gracias.
—Ve a refrescarte y luego podemos hablar —Lu Qiang le quitó el vaso de las manos y dijo.