—¿Cuándo vas a contarme sobre Lu Lijun? —preguntó Jiang Yuyan.
—Pronto. Primero, vamos a refrescarnos. Estoy muriéndome de hambre desde hace unos días, así que quiero comer todo lo que quiera —dijo Lu Qiang con una sonrisa traviesa en su rostro.
Jiang Yuyan entendió lo que él quería decir y se dirigió hacia la escalera para subir al segundo piso, dejándolo atrás ya que no quería reaccionar a sus palabras.
Lu Qiang la siguió y preguntó, —¿Por qué estás huyendo?
—No estoy huyendo. Solo estoy cansada y quiero refrescarme —respondió y continuó avanzando.
Siguiéndola y alcanzando su paso, él dijo, —¿Cansada? ¿Ah? Aún no he hecho nada para que te sientas cansada.
Jiang Yuyan caminó más rápido para evitar sus malas intenciones y fue a su habitación tan pronto como pudo. En el momento en que llegó a la puerta, dijo, —Nos vemos en un rato, para ir a cenar. Estaré lista rápidamente.