—¿No vas a dejar de decir tonterías? —preguntó Lu Feng, soltando un profundo suspiro.
—Tu amor por mi hermana no son tonterías. Ese pajarito tiene tanta suerte. Aquí luchamos por obtener amor de una sola persona y ella es la bendecida con el amor de tantos hombres a su alrededor.
—No la llames así. A ella no le gusta. —Lu Feng recordó cuánto lloró Jiang Yuyan cuando Jiang Yang la llamó pajarito, aunque estaba borracha.
Al oírlo, Jiang Yang suspiró:
—Hombre, ¿no era suficiente con Lu Qiang que tú también te pones de su lado?
—Siempre he estado de su lado y siempre lo estaré —respondió Lu Feng.
—Mejor para ella.
—No te preocupes. Tú también encontrarás a alguien pronto —dijo Lu Feng.
Jiang Yang se reclinó en la silla, pensando en algo:
—Viendo el panorama, no creo que sea posible tan pronto.
—La conozco y puedo decir que ella también te quiere.
—Eso ya lo sé pero el problema es su familia y por eso ella nunca lo aceptará. —Jiang Yang era consciente de su situación.