—Si eres feliz así, entonces no me importará —dijo él, lo que hizo sonreír a Jiang Yuyan, pero luego él habló de nuevo con una sonrisa pícara en su rostro—. Pero una vez que termines con la pintura, te llevaré a la cama, así que siempre prepárate para eso.
Al oírlo, la sonrisa en su rostro desapareció y ella dijo mirándolo a los ojos inocentemente:
— Podría estar cansada después de pintar por mucho tiempo.
Lu Qiang acarició su mejilla con su pulgar y dijo:
— En la cama, yo haré todo. Tú solo tienes que relajarte y disfrutar.
—Eso no está bien. Puede que yo también quiera hacer algo.
—¿Quién te está deteniendo? —Diciendo eso, acercó su rostro al de ella y susurró en su oído:
— No me importará si haces una y otra vez lo que hiciste anoche. —Sus palabras le recordaron a ella su atrevimiento de la noche anterior, lo cual la hizo sonrojar y tener escalofríos en su cuerpo.
Viendo los escalofríos, Lu Qiang acarició su brazo y habló de nuevo con su voz ronca: