—Lu Qiang quería bajarle el cierre del vestido hasta debajo del pecho, pero no podía entender cómo hacerlo y dijo frustrado:
—¡Maldito An Tian! Voy a cortar a la mitad el precio de este vestido.
Estas líneas de Lu Qiang la hicieron sonreír y reír con disimulo. Le asombraba ver cómo algo tan sencillo como bajarle el cierre del vestido podía molestarlo tanto, así que dijo intentando contener su risita:
—Es sencillo.
—Para ti es sencillo pero no para mí. ¿Por qué todo lo relacionado con una mujer es tan complicado? —preguntó él con fastidio.
—Solo para molestar a hombres como tú, al no darles nada fácilmente. —Ella respondió para provocarlo con una sonrisa en su rostro, ya que le resultaba gracioso ver a esta persona siempre tranquila en un estado de frustración.
Lu Qiang estuvo de acuerdo con sus palabras y dijo:
—¡Hmm! Puedo ver eso. Ahora ayúdame a quitártelo.
—Estamos en un coche. Una vez me lo quite, será difícil volver a ponérmelo. —Dijo ella con preocupación en su voz.