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Jiang Yang entró a su habitación y fue directo al baño para darse una ducha.
Después de un rato, Lu Qiang se despertó. Frotándose los ojos, se levantó mientras miraba la puerta de la habitación de Jiang Yuyan. Quería tocar pero se contuvo. Cuando fue a la habitación de Jiang Yang, una voz lo sobresaltó.
—¡Oh, Dios mío! —Era Jiang Yang. Acababa de salir del baño con una toalla blanca alrededor de su cintura mientras se paraba cerca de la puerta del baño con una expresión seria en su rostro como si algo hubiese pasado.
Lu Qiang le lanzó una mirada inquisitiva para saber qué había ocurrido, y al momento siguiente escuchó a su amigo.
—¿Cómo puede un hombre verse tan guapo con esa cara de sueño? —bromeó Jiang Yang.
Ignorándolo, Lu Qiang se sentó en el sofá, recostándose y cerró los ojos, pero Jiang Yang comentó de nuevo, —No me extraña que mi hermana de corazón de roca esté encantada contigo.