—No habló mientras cerraba los ojos y se sostenía apoyándose en la barandilla. Sus oídos zumbaban con el sonido de su corazón latiendo fuertemente. Después de unos momentos de silencio, dio un profundo suspiro y abrió los ojos bruscamente. —Pervertido.
—Sí, solo para ti —sonrió él.
Jiang Yuyan estaba demasiado agotada para decir algo más. Se lamió los labios hormigueantes mientras miraba hacia otro lado.
—¿Saboreándome en tus labios? Si quieres otro sabor, lame los míos en lugar de los tuyos —dijo Lu Qiang con una sonrisa lobuna.
Horrorizada, dejó de lamerse el labio y fue a limpiarlos.
—Ten cuidado. Podrías lastimarlos.
—No tanto como tú lo hiciste —dijo ella en un tono enojado.
—Antes no te quejabas. Te gustó —dijo él con descaro.