La sala de reuniones estaba completamente silenciosa y lo único que se podía oír era el ocasional tictac del reloj y el murmullo de los papeles.
La atmósfera era sofocante para todos excepto para los dos jóvenes CEO. Con dos hombres tan poderosos en la misma habitación, sus auras competían entre sí por el dominio. Sería una sorpresa si la gente acurrucada en la esquina no estuviera alerta.
Con cada segundo que pasaba, Zheng Tianyi sentía que su ánimo comenzaba a elevarse cada vez más. Yang Feng estaba revisando su propuesta seriamente y, viendo que no hacía una expresión de disgusto, significaba que la propuesta podría ser aprobada.
Zheng Tianyi se alegraba de haber corregido el paquete de propuestas antes de entregárselo a Yang Feng. Quien fuera ese asesor, había hecho un muy buen trabajo corrigiendo los fallos y señalando todos los cálculos erróneos.