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—¡Oye, oye, tienes que compartir! No seas tacaño y acapares toda la comida. ¡Te traje un montón de cajas, lo menos que puedes hacer es compartir un pedazo conmigo! —Yang Ruqin bufó cuando Zhao Lifei apartó la caja de ella, abrazándola a su cuerpo como si fuera un bebé precioso.
—¡Ay por favor, sabemos que un pedazo se convertirá en dos, y luego la caja entera habrá desaparecido! Eres una supermodelo, ¡piensa en tu figura! —Zhao Lifei bromeó justo cuando Yang Ruqin intentó abalanzarse sobre ella por el delicioso pastel. Al ver el puchero de su Qinqin, se rió y colocó la caja frente a ella.
Ella negó con la cabeza cuando Ruqin demostró que tenía razón al tomar dos pedazos más de la caja, comiéndolos de dos en dos y casi atragantándose porque estaban tan pegajosos en su garganta. Abrió su boca para hablar pero inmediatamente la cerró cuando vio a su hermano mayor dándole una mirada de advertencia fulminante.