Zhao Lifei estaba impactada al ver las fuerzas armadas detrás de Yang Feng y la enorme cantidad de hombres que tenía. Era una locura y parecía una película de acción de alto presupuesto.
Era un riesgo transportar tantos hombres en helicópteros y causar un alboroto tan grande como este. Sus acciones la conmovían, pero quería regañarlo después. ¿Y si los medios se enteraban de esto y los oficiales se enfadaban? Aun así, no podía permanecer enojada con él por mucho tiempo, pues sus labios rosados se estiraron en la sonrisa más brillante que Jiang Zihui jamás había visto.
—Ven aquí —exigió Yang Feng, sus ojos ardían en el segundo en que la vio. Su sangre hervía al ver su figura adelgazada y mejillas ligeramente hundidas. Había perdido peso. ¿Acaso los Jiangs eran tan pobres que no podían alimentarla bien?
Ella apretó los labios, no le gustaba su tono. Sus ojos se estrecharon en advertencia. No parecía contento.