Cuando la discusión finalmente se calmó, Su Boyuan vio que era el momento perfecto para hablar y dar su propia opinión sobre este asunto. —Cuanto más demoremos el proceso, más sospechosos pareceremos.
Su Meixiu escuchaba atentamente a su padre mientras hablaba. Lo miraba, absorbiendo todo lo que se decía.
Alguien intervino. —¿Sospechosos? ¿De qué hay que sospechar? ¡Claramente somos inocentes aquí! Creo que no deberíamos disculparnos en absoluto.
Y así, otra ronda de discusiones estalló.
—¡Quinto hermano, te has vuelto más tonto con cada día que pasa! ¡Pasando todo este tiempo en la playa, tus últimas neuronas deben haber sido arrastradas por el mar! Los Yang tienen todo el derecho a sospechar de nosotros. ¡Solo un tonto no sabría lo valioso que era Mu Ting en aquel entonces! —exclamó alguien más.
—Quinto hermano, la séptima hermana tiene razón. Si Mu Ting no hubiera perseguido una carrera de actuación, podría haberse convertido en un instructor muy respetado aquí.
