Cuando Zhao Lifei llegó a casa, su abuelo ya la estaba esperando. Una criada le retiró la silla y ella se sentó, su postura llena de gracia mientras dirigía una sonrisa radiante a su abuelo con la esperanza de calmar su molestia. —Me disculpo por la demora abuelo, ¿espero no haberte hecho esperar demasiado? Llegó a casa quince minutos antes de lo prometido, pero decidió que era mejor pedir disculpas.
—Sí, eso hiciste —Zhao Moyao dijo sin rodeos, sus palabras punzantes, pero ella se sentó a su lado, completamente sin afectarse por su trato. Creciendo a su lado, se había acostumbrado a su comportamiento e incluso había desarrollado uno que reflejaba el suyo.
Los ojos de Zhao Lifei recorrieron los platos y vio que aún salía vapor de ellos, lo que significaba que habían sido cocinados hace poco.
A pesar de ver la falta en sus palabras, dijo tranquilamente, —Lo siento. Sabía que él valoraba el tiempo en familia, especialmente las comidas.