Guo Sheng apretó los dientes de ira, sus ojos destellando peligrosamente mientras levantaba el cuchillo de la mesa y caminaba hacia el hombre. —Big Boss te ha hecho una pregunta —gruñó, y sin previo aviso, apuñaló al hombre en el muslo.
El hombre mutilado gritó y se retorció de dolor, un sonido suficiente para hacer sangrar los oídos de cualquier persona normal.
—¡Respóndele! —gritó Guo Sheng, sus ojos locos de intención maliciosa. Giró el cuchillo, hundiéndolo más en el hombre.
—¡Yo-yo realmente no sé! —El hombre de repente sollozó, las lágrimas corriendo por su rostro.
Pero a Guo Sheng no le importaba. Inclinó la cabeza, —¿No sabes, eh? —repitió y con velocidad de rayo, cortó al hombre en la mejilla, forzando otro sonido espeluznante a salir de él.
—¡T-todos n-nuestros clientes tienen identidades o-ocultas! Solo los altos mandos saben quién e-es —balbuceó el hombre.