Zhao Lifei miró con sospecha su expresión eufórica.
—Qinqin, ya somos adultas —la regañó, adivinando ya el plan.
—¿Eh? No sé de qué estás hablando —Yang Ruqin sonrió tímidamente, pestañeando inocentemente aunque la habían pillado con las manos en la masa.
—No siempre voy a discutir a tu favor —especialmente si estás equivocada —Zhao Lifei soltó una risita cuando Ruqin puso cara de puchero, abriendo mucho los ojos mientras ponía su mejor cara de cachorro.
—¡Pero Feifei! —Se quejó como una niña pegajosa, que era lo que prácticamente era.
Zhao Lifei rodó los ojos con una sonrisa divertida en los labios. —Además, no puedo ir siempre en contra de lo que dice tu hermano. No es como si él me fuera a hacer caso para siempre