Clara hizo todo lo posible por resistir mientras le lanzaba a Gilas la mirada más desafiante que podía reunir en ese momento. Sin embargo, estar inmovilizada por las muñecas poco ayudaba en sus intentos de mantener una fachada fuerte, pero aún así hacía maravillas basado en lo que sentía a través de su Vínculo.
Le gustaban sus palabras, y él se iba a asegurar de que ella lamentara haberlas pronunciado en primer lugar.
Como si un animal voraz se apoderase de él, Gilas rasgó su ropa. Esta vez, sin embargo, no usó sus manos. No, la sujetó mientras usaba sus dientes para abrir su vestido, su agarre en sus muñecas parecía apretarse aún más mientras la abría para su propio placer.
No pudo evitar reírse. —N-Ni siquiera vas a dejarme
—Silencio —gruñó él.
Sus ojos se agrandaron al encontrarse tragando saliva por su orden. Era igual que la última vez, y no pudo evitar calentarse y excitarse aún más al darse cuenta de cómo él la impedía moverse.