Xenia se giró hacia Tarah con el ceño fruncido.
—¿Cómo sabías que es el Rey Demonio? —preguntó—. ¿Predeciste esto y no dijiste nada?
—Yo… solo…
—Cálmate, hija. Tarah aún se está adaptando a sus visiones —explicó su madre, la Reina Savannah—. Perdió el conocimiento y para cuando despertó, ya era demasiado tarde para transmitir sus visiones mientras tú te apresurabas a regresar al castillo...
—Me disculpo, Su Gracia —murmuró débilmente Tarah.
Xenia suspiró al ver cómo Tarah había inclinado su cabeza hacia ella.
—Yo también me disculpo, Tarah —admitió—. Estoy tan preocupada ahora mismo, y-
Se detuvo. El Mago Lurio acababa de caer de rodillas.
—No puedo extraerlo. Mi energía interior no es suficiente —dijo débilmente el mago—. La energía oscura en este Hilo de Sangre es demasiado...
—Solo a través de los lazos de sangre de un ángel puede repelerse un Hilo de Sangre de un demonio... —comentó Tarah.