Clara tembló cuando sintió el cálido aliento de Gilas aterrizando en su piel. Una vez más, sintió ese fuerte tirón viniendo de él con solo tocarla de esa manera. La sensación era extraña, y sin embargo todavía le enviaba una sensación placentera a lo largo de su columna. Se mordió el labio inferior cuando sintió su lengua húmeda lamiendo su piel, rondando sobre el lugar donde iba a hundir sus colmillos en ella.
—Clara… —susurró él, desvaneciéndose como si esperara que ella le diera la señal.
—Continúa —respondió ella firmemente, conteniéndose de gemir por cómo él estaba besando amorosamente sus omóplatos.