—¿Qué tramas ahora? —Devas regañó, sin gustarle la sonrisa burlona que en ese momento tenía el tritón. Estaba seguro de que este astuto tritón estaba planeando algo perverso detrás de esas sospechosas sonrisas suyas. Sin embargo, también era consciente de que Polo no daría una prueba sin sentido, aunque fuera peligrosa y mortal. Siempre tenía una razón válida para todo lo que hacía.
—¿Qué tal si les permito a los dos entrar en su sueño para que ambos puedan ayudarla? No obstante, tendrán que intercambiar sus apariencias, mi querido amigo —Polo estableció su condición.
—Tú, Devas, usarás la cara del Rey, mientras que el Rey usará tu cara dentro de su sueño. Ninguno de ustedes tendrá permitido decirle una palabra sobre esto, o de lo contrario los tres quedarán encarcelados de forma permanente dentro de los mil sueños.
La mandíbula de Devas se cayó mientras exhalaba —¿Estás bromeando ahora mismo? ¿Es eso una broma enfermiza, Polo?