—¿Por qué corre a mi lado si podría ir adelante? —se mofó con el ceño fruncido, antes de espolear a su caballo para correr más rápido. Necesitaba apresurarse antes de perder todas las pruebas que necesitaba dentro de esa celda, y cada segundo contaba, especialmente cuando se trataba de químicos volátiles como veneno.
Pero justo cuando llegaron, se detuvo y se quedó helada mientras el nuevo Justiciar volvía subitamente a su forma humana. Exhibió su cuerpo majestuoso sin importarle su entorno, destacando en toda su gloria desnuda para que todos lo vieran.
Sacudiendo la cabeza, Aurelia se bajó con destreza de su caballo. Ya estaba acostumbrada a ver todo tipo de cuerpos desnudos antes, así que esto no debería ser nada nuevo para ella. Sin molestarse en mirar más allá del nuevo Gran Justiciero, se dirigió a la celda de la prisión.