La pareja comenzó a caminar fuera del castillo. Xenia contuvo el aliento al ver cómo todos se inclinaban ante ella, mostrándole sus grandes respetos mientras caminaba hacia la carroza del rey con Dario de la mano. Todo había sido preparado para ella y Dario, mientras viajaban hacia su destino junto con la corte interna y los oficiales de alto rango.
Era como una gran procesión. Todos los Cordonianos que pasaban por la calle se inclinaban y rendían respeto a ella y a su rey, y no podía evitar imaginar cuál sería su reacción una vez que ella se convirtiera en Reina.
Xenia sentía un torbellino de emociones atravesándola. Unas pequeñas sacudidas iban y venían, pero en general, se sentía bastante confiada con sus posibilidades. Mientras, Dario había recogido algo, Xenia solo veía un disco del tamaño de una mano en su mano.
—¿Qué es eso? —preguntó curiosa.