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Después de la revelación de que su corazón de alguna manera había dejado completamente a Gilas, la resolución de Freya de ver a Gedeón se endureció a alturas astronómicas mientras finalmente encontraba en sí misma el valor de confesar verdaderamente sus sentimientos. Ya no había lugar para dudas. Este era el momento de dejar salir su corazón y deshacerse de esta pesada tensión.
—[¡Por fin! ¡Finalmente aceptaste lo que era obvio!] —Yal bromeó en celebración. —[¿Te tomó qué? ¿Una semana?]
—[No me lo recuerdes,] —gruñó Freya sin muchas ganas, su estado de ánimo demasiado elevado como para que sus propios errores la afectaran demasiado. —[Además, solo estaba asegurándome, ¿sabes? Nunca sabes si la Atracción valdrá la pena, ¿verdad?]
—[Sigue diciéndote eso-]