Savannah soltó un profundo suspiro mientras caminaba de un lado a otro dentro de sus aposentos. Nunca había visto ese tipo de sonrisa en el rostro de su hijo antes, especialmente no al mencionar el nombre de alguien.
—La atracción debe haber sido fuerte —murmuró inquieta.
Fue solo cuando hubo un golpe en su puerta que se detuvo a mitad del paso.
—Es Clara, Reina Madre.
Al escuchar la familiar voz desde fuera de sus aposentos, Savannah cerró sus ojos antes de soltar un suspiro. —Entra, Clara.
Con el consentimiento de Savannah, Clara entró a sus aposentos con su habitual cálida sonrisa.
Savannah se sentó impotente en su silla antes de preguntar:
—¿Qué encontraste?
—Reina Madre, encontramos este emblema de identificación de la Princesa entre uno de los forasteros que Su Majestad salvó y trajo al castillo —reportó Clara sin demora.