Cuando Gilas pensaba en su próxima noche juntos ese día, no esperaba que ambos terminaran temblando en presencia del otro. Claro, era agradable y cómodo, y tenía el beneficio adicional de poder abrazarse juntos frente a la chimenea disponible en su habitación, pero él realmente había esperado algo más… ardiente e íntimo.
—Eso es lo que obtienes por ignorar las señales de seguridad en el lago —se burló Ham.
Gilas solo pudo dejar escapar un suspiro de resignación. Cierto... Fue en verdad su culpa que terminaran en esta situación en primer lugar. Aun así, era más de lo que jamás habría pensado que sucedería semanas antes.
Después de todo, tanto él como Clara seguían técnicamente juntos. Claro, era debido a enfermedad en lugar de estar haciendo el amor apasionadamente, pero serviría.
—¿Cómo te sientes? —preguntó mientras se acercaba más a su lado, casi haciendo que su cabeza descansara sobre su hombro.