Calhoun, quien se quedó observando al trío, no se molestó en comentar nada, pero una sonrisa se le formó en los labios al oír la respuesta de Lucy a la sugerencia de Samuel. Como muchos otros hombres que habían intentado cortejar a Lucy, Samuel se esforzaba por caerle bien. Pero qué pena, pensó Calhoun para sí mismo.
Lucy se montó en su propio caballo, y los demás hicieron lo mismo antes de salir del castillo. Los cascos de los caballos repiqueteaban en el suelo. Ella notó que su primo Markus estaba hablando con Samuel ya que no tenía ningún interés real en Calhoun.
En su camino, Lucy guió a su caballo para avanzar y llegó a moverse junto a Calhoun, quien le preguntó:
—¿Cómo estás hoy?
—Estoy bien —respondió Lucy.
Había pasado casi un día desde que Lucy había visto a Ruby muerta, y se aferró a las riendas del caballo en el que montaba. Ni una sola persona en el castillo había mencionado su muerte o ausencia, sin olvidar, incluso Amice había desaparecido.