—Al escuchar las palabras de Theodore, Lucy sintió que su corazón se hacía añicos. Cuando había llamado a la puerta de su habitación, había esperado hacer avanzar su relación y no terminarla.
La mano que había utilizado para abofetear a Theodore para evitar que hablara más se convirtió en puños al verlo ofrecerle una sonrisa de indiferencia comparada con lo que ella sentía. ¿Eso era todo? Se negaba a creer que él no tuviera sentimientos por ella cuando la había besado en la mejilla o cuando la había consolado después de ver el moretón en su rostro que habían infligido su abuela y su madre.
—Por favor, retira tus palabras —le dijo ella.
Theodore no cambió sus palabras ni su expresión por la joven vampiresa —Lo que dije, cada palabra es cierta y si quieres castigarme, lo aceptaré sin ninguna queja.