Los ángeles de nivel inferior se apartaron para dejar paso al arcángel Michael hasta el frente. Los otros ángeles eran similares a los arcángeles con alas y báculo en sus manos, excepto porque tenían alas más pequeñas con menos habilidades. Eso hacía que Michael destacara entre la multitud de ángeles, aparte de Calhoun, cuyas alas eran tan grandes como las del arcángel.
—¿Qué te hace pensar que permitiría que tomes un alma inocente del Cielo y dejes que se vaya con un demonio como tú? —preguntó Michael, sus ojos estaban serenos y su expresión pasiva mientras miraba a Calhoun—. Nunca habría pensado que eras un demonio, y mucho menos el nieto del Diablo. Lo has estado ocultando de todos.
—Créeme, no tenía idea hasta que Vladimir apareció frente a mí —sonrió Calhoun y la cantidad de fuego en sus manos solo se volvía más prominente.
A Michael le resultaba difícil creerlo.
