—No te dejaré —inició Michael, solo para que su otro hermano Gabriel, sujetara su bastón y evitara que comenzara una pelea que pudiera causar algún daño a los otros ángeles.
—¿Gabriel? —Una expresión de asombro apareció en el rostro de Michael, y antes de que pudiera malinterpretar, Gabriel dijo:
—Tratemos de resolver el asunto sin ninguna lucha. El derramamiento de sangre no ha traído felicidad a nadie y solo haría las cosas peor. Todos sabemos que no es posible que el alma de una persona que ha pasado por las puertas del Cielo recuerde lo que sucedió en el mundo de los vivos, y las habilidades de un demonio no funcionan aquí. ¿Por qué no lo aclaramos? —sugirió Gabriel con una sonrisa en sus labios.
—Raphael estuvo de acuerdo con una inclinación de cabeza —Sí, ¿por qué no? ¿Tal vez el beso de un amor verdadero despertó sus recuerdos? —Un murmullo se extendió entre los ángeles otra vez y se preguntaron qué sucedería.
