—Creo que lo eres —comentó Gabriel—. No muchos arcángeles tienen esa capacidad, pero puedo decir que no eres solo un ángel, sino algo más. Aun así, puedes entrar en la iglesia sin problema, eso solo demuestra lo puro que es tu corazón, Madeline.
Madeline se preguntaba por qué Michael seguía empeñado en tenerla en el Cielo cuando Gabriel dijo que había rumores sobre su libertad, lo que significaba que el Cielo ya no pensaba que ella era una amenaza.
Era curioso cómo lo que la gente creía cierto era falso, y a Madeline se le había dicho que era libre como cualquier otra persona en el mundo de los vivos.
—¿Y si quiero hablar con Michael? ¿Puedes llamarlo aquí? —pidió Madeline.
