—Te estaba buscando. Pensé que estarías en la habitación de Lucy, pero no estabas allí —escuchó hablar a Madeline al oír pasos entrar en la sala de galería.
Calhoun se giró con una de sus manos que descansaba sobre la mesa—. Pero finalmente me has encontrado —dijo él, mirando a la delicada criatura que se dirigía hacia donde él estaba.
—Lo hice —estuvo de acuerdo ella, y sus ojos cayeron sobre los pergaminos que estaban esparcidos en la mesa—. ¿Qué estás leyendo? —preguntó con curiosidad.
—Buscaba hechizos por si mi madre los dejó atrás. Hay algunos escritos que están en lengua de demonios. Con suerte, podremos hacer uso de los hechizos si alguna vez los necesitamos —respondió Calhoun—. Habría preguntado a Vladimir, pero viendo lo astuto que se vuelve con el dar y recibir, pensé que era mejor confiar en estos.