Recomendación musical: Epílogo de Dario Marianelli.
Madeline observó la habitación vacía donde estaba de pie junto al Salvette Mortem que no se movía de su lugar. No había soltado el hacha ensangrentada que sostenía en su mano durante muchos segundos y, cuando lo hizo, Madeline se enteró de que Michael había desaparecido de esta mansión.
Le resultaba extraño que un ángel utilizara métodos subrepticios cuando se trataba de llevarla al Cielo, y esto de manera tan persistente. Algo se sentía muy descolocado e inusual al respecto. Desde que era niña, solo había escuchado cosas buenas sobre los ángeles de cómo solo había que rezar y los ángeles cuidarían de la persona, pero la situación actual estaba lejos de ser así.
El Salvette Mortem caminó hacia el balcón de la habitación, sus manos óseas empujaron la puerta y salió al exterior, sin molestarse en interactuar con ella, no es que ella fuera a entender una palabra si este le hablase.